Zusammenfassung:
El grupo de los anfibios ha tenido un éxito notable en términos evolutivos, ya que han persistido durante cientos de millones de años, independientemente de los drásticos cambios globales en la estructura climática y del hábitat. No obstante, la velocidad de los actuales cambios ambientales supera su capacidad de adaptación y compromete su sobrevivencia. La disminución de las poblaciones de anfibios se relaciona directamente con fenómenos generalizados como: el cambio climático, aumento en los índices de radiación ultravioleta, proliferación de especies invasoras, enfermedades emergentes como la quitridiómicosis y destrucción del hábitat. Estos factores están correlacionados con la creciente intensidad y extensión del impacto humano en los sistemas climáticos y ecológicos. La destrucción del hábitat por actividades humanas ocupa el primer lugar como causante de las disminuciones en las poblaciones de anfibios. Dentro de éstas, encontramos el crecimiento de los asentamientos humanos, la transformación de sistemas naturales en campos de cultivo, la tala incontrolada y la creación de caminos y carreteras. Todos estos factores afectan a las poblaciones de anfibios de manera directa e indirecta al ocasionar destrucción, fragmentación o reducción de la calidad del hábitat. El Bosque Mesófilo de montaña es considerado como una de las asociaciones vegetales más reducidas en superficie, ocupando cerca del 1% de la superficie del país. Su distribución geográfica en México reside en dos franjas angostas; la primera en la vertiente Atlántica que inicia en Xilitla (San Luis Potosí), recorriendo gran parte de las laderas de la Sierra Madre Oriental, pasando por Veracruz y llegando también a la serranía norte y noreste de Oaxaca. La segunda se encuentra en la vertiente del Pacífico, parte desde Sinaloa pasando por la Sierra Madre Occidental y llega a la Sierra Madre del sur, recorriendo el sur de Guerrero, Oaxaca y Chiapas. Diversos estudios han demostrado que los anfibios tienen respuestas biológicas ante las alteraciones en las condiciones naturales de los microhábitats de bosque. El objetivo de este estudio, fue determinar cómo las poblaciones de anfibios se ven afectadas por la perturbación de hábitats en el bosque mesófilo de montaña; por medio de la cuantificación de la distribución y abundancia de 4 especies de anuros, en arroyos con diferente grado de perturbación del hábitat. Y que características del hábitat favorecen la presencia de cada especie de estudio. Por ejemplo, existe una relación positiva entre las abundancias de anfibios y la profundidad de hojarasca, número de troncos caídos y cobertura doselar; ya que éstos promueven microclimas más húmedos y térmicamente estables, que favorecen a los anfibios al ofrecerles refugio e hidratación. Todas las especies estudiadas durante la presente investigación demostraron tener diferentes respuestas a la perturbación antropogénica del bosque mesófilo de montaña. Especies como Charadrahyla nephila y Sarcohyla celata demostraron estar muy asociadas a condiciones de arroyos inmersos en BMM con la menor perturbación antropogénica, limitando su distribución principalmente en los sitios más alejados de las estructuras antropogénicas por lo que pueden ser consideradas como especies indicadoras de la calidad de hábitat en arroyos inmersos en el bosque. La estrategia actual de las áreas Destinadas Voluntariamente a la Conservación ha contribuido en buena medida a que áreas extensas de bosque permanezcan con las menores alteraciones humanas posibles, favoreciendo no solo a los anfibios sino a toda la fauna que habita el lugar. Esto tendría el doble beneficio de dar continuidad a la conservación del bosque mesófilo en la localidad de La Esperanza y al mismo tiempo permitiría que comunidades vecinas se incorporaran al esquema de la conservación remunerada en aras de alcanzar mayores áreas de conservación interconectadas entre sí.